Se leyeron fragmentos de Terra Nostra de Carlos Fuentes en Bellas Artes

Ciudad de México, 14 de mayo (Maya Comunicación/Círculo Digital).– Terra Nostra es la novela latinoamericana más radical, más difícil de leer, y más ambiciosa. Así calificó el crítico literario y catedrático peruano Julio Ortega a la obra del escritor mexicano Carlos Fuentes, de la cual se leyeron algunos pasajes con motivo del 40 aniversario de su publicación, la noche del martes 12 de mayo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

La viuda del escritor, Silvia Lemus, leyó el primer capítulo, Carne, esferas, ojos grises junto al Sena, y señaló que a su esposo le tomó cerca de diez años concluir la novela.

 

“Cuando Carlos y yo nos casamos nos fuimos a vivir a París. Diariamente me leía y esta fue la primera página que yo escuché sobre Terra Nostra”. Recordó que él empezó a hacer notas e investigar en 1965 y terminó de escribir el texto a fines de 1974.

 

Por su parte, Julio Ortega explicó que la importancia de la novela radica en que los personajes no se explican por su pasado, sino por su proyecto futuro: “Están rehaciéndose permanentemente. Vienen de la historia, del mito de la memoria y se construyen a partir de elementos de la cultura popular, sobre todo de la idea de que la realidad está siempre por ser inventada y que el lenguaje es como una caja de herramientas que sirve para reconstruir la realidad que está mal hecha”.

 

Dijo que la novela es más vigente que nunca y que cuatro décadas después de haberse escrito nos damos cuenta de que la realidad está peor que en ese entonces.

 

En cuanto al título, refirió que es un término que demarca el mapa de lo que puede nombrar el lenguaje: “La tierra nuestra es lo que podemos controlar gracias al lenguaje. Más allá de lo que es nuestro y lo desconocido está lo ilegible.

 

“La novela trata de organizar la realidad no en términos de oposición de España contra México o de Europa contra América, sino en términos de complementariedad: España y México, Europa y América. Esa lección de la novela es absolutamente actual.

 

“No se trata de destruir al otro, sino de hablar con él; que se complementen y organicen como un espacio barroco, como un templo donde todas las partes sostienen el edificio”, dijo Ortega.

 

“Carlos Fuentes descarta las explicaciones tradicionales del sujeto latinoamericano sobre su identidad y sobre todo las explicaciones traumáticas: ‘Somos hijos de la Conquista, somos hijos de la violencia’, para postular que el yo solamente se puede hacer con el lenguaje.

 

“Y el lenguaje es la caja de herramientas para construir al sujeto con legitimidad, libertad e independencia. Entonces el yo se hace en el futuro. No tiene identidad para siempre; tiene identidad según su experiencia histórica, política y, por lo tanto, está creando siempre horizontes de futuro. Incluso el pasado lo ve como un proyecto rehaciéndose cuyo destino es el futuro”.

 

El actor Javier Marc leyó El sueño de Celestina, La dama loca y La memoria en los labios, y afirmó que Terra Nostra es un libro fantástico, de un  “enorme escritor mundial; embajador en Francia; doctor honoris causa por las más grandes universidades, como Harvard, Cambridge y Princeton, así como universidades latinoamericanas; autor de grandes novelas; excelente guionista de cine; dramaturgo. ¿Qué no hizo Carlos Fuentes? Yo lo admiro mucho”.

 

La velada concluyó con comentarios del público acerca de la obra de Carlos Fuentes y sobre la participación de quienes estuvieron en el escenario.