Proyectan versión histórica de El lago de los cisnes con la actuación de Rudolf Nureyev en versión digital restaurada

Ciudad de México, 14 de mayo (Maya Comunicación/Círculo Digital).– El lago de los cisnes transcurre entre el amor y la magia, entrelazando en sus imágenes la eterna lucha entre el bien y el mal, en la que se recrea la historia de una joven que, por el efecto de un hechizo, durante el día es un cisne y por la noche vuelve a su condición humana.

 

Este martes 12 de mayo, la Fonoteca Nacional ofreció la histórica producción que forma parte del ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo, coordinado por la Fonoteca Nacional y el Programa de Animación Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

 

El audiovisual presentado en el recinto cultural del Conaculta es la versión interpretada en 1966 por Rudolf Nureyev (1938-1993) y Dame Margot Fonteyn (1919-1991) en la Ópera de Viena, quienes protagonizaron al príncipe Sigfrido, enamorado de Odette, joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rotbart y a Odile, el cisne negro e hija del brujo.

 

Ambos bailarines, Dame Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev, fueron considerados en aquel momento los bailarines más destacados, reconocidos por su trabajo en la expresividad dramática y el virtuosismo técnico que lograron.

 

Los actos que integran el ballet, transcurren en el palacio y en el lago, el primer y tercer acto ocurren en el castillo, los cuales estuvieron a cargo de Marius Petipa, mientras Lev Ivanov haría el segundo y cuarto acto que acontecen en el lago.

 

En el primer acto, el príncipe Sigfrido celebra con amigos la llegada de su mayoría de edad, 21 años, por lo que Reina le indica que es momento de elegir esposa. Sigfrido recibe como regalo un arco, y al ver una pléyade de cisnes volar cerca, emprende la marcha para salir de cacería.

 

La función fue presentada por el crítico musical Raúl Díaz, quien se refirió a la obra como una historia de amor romántica y con la más pura escuela clásica, la cual se divide en cuatro actos.

 

En la Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional, el público asistente tuvo la oportunidad de disfrutar una de las grandes expresiones artísticas del ballet, además de conocer su historia.

 

La primera presentación tuvo lugar en el Teatro Bolshói de Moscú con la coreografía de Julius Reisinger en 1877. Extrañamente, no fue muy aceptado en su momento, siendo un fracaso. Sin embargo, en 1895, con la nueva coreografía de Marius Petipa y de Lev Ivanov esta obra logró un gran éxito en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, comentó Raúl Díaz.

 

Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893), compositor de El Lago de los cisnes, creó una de sus obras más hermosas y originales; pese al escaso éxito de su estreno, es actualmente una de las piezas más destacadas del repertorio, con números tan célebres como el Vals del acto primero, la Introducción del segundo o las danzas características del tercero. Las obras que suceden a este ballet son La Bella Durmiente (1890) y El Cascanueces (1892).

 

Mencionó que los grandes coreógrafos de la primera mitad del siglo XX, realizaron sus propias versiones de El lago de los cisnes, sobre la base de Marius Petipa y de Lev Ivanov, por lo que actualmente existen alrededor de 100 versiones distintas.

 

Estando ya en el lago, transcurre el segundo acto y en ese momento el príncipe ve a una joven que parece ser a la vez cisne y mujer, ataviada en un vestido puro y blanco, adornado con suaves plumas de cisne, y en su cabeza reposa la corona de la Reina de los Cisnes, ella es Odette.

 

El príncipe no entiende porqué es la Reina de los Cisnes. El lago, le explica que fue hecho con las lágrimas de su madre, porque un hechicero malvado, llamado Von Rotbart, convirtió a su hija en la Reina Cisne. Y seguirá siendo cisne, excepto entre la media noche y el amanecer, a no ser que un hombre la ame, se case con ella y le sea fiel. Sigfrido le dice que la ama y que se casará con ella. Sin embargo, Von Rotbart los ha visto y sabe que el príncipe se tiene que casar al día siguiente.

 

Por lo que en tercer acto, Von Rotbart se presenta en el gran baile ofrecido en el castillo acompañado de su hija Odile, una hermosa joven que es la viva imagen de Odette, el hechicero y su hija se han transformado y disfrazado con el propósito de que el príncipe rompa la promesa a Odette, de que nunca amaría a otra mujer. Sigfrido pide la mano de la joven, convencido de que es su amada Odette, rompiendo la promesa.

 

En el último acto, Sigfrido va en busca de Odette, a quien las demás doncellas convertidas también en cisnes, tratan de consolar. Él le ofrece una disculpa y le jura amor infinito, a pesar de que ella lo perdona ya no hay nada que hacer, el malvado hechicero se la lleva y provoca que el príncipe se ahogue en las aguas del lago.

 

El próximo martes 26 de mayo a las 19:00 horas, la Fonoteca Nacional ofrecerá la proyección de la puesta en escena La Sylphide de Jean Schneitzhoeffer, en el marco del Ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo, desde la Ópera de París, en el Palais Garnier.