Olas gigantes y cruceros: un peligroso problema

La semana pasada, una ola gigante acaparó los titulares en todo el mundo tras romper las ventanas de un crucero frente a la costa argentina, causando la muerte de una mujer e hiriendo a otras cuatro.

Aunque esos accidentes extraños parecen inusuales, lo cierto es que se han producido cientos en todo el mundo afectando sin previo aviso a cruceros, buques de carga, plataformas petroleras y playas.

Los observadores suelen describirlo como un “muro de agua”, pero su tamaño varía en dependencia de si estás a bordo de un barco pesquero o un buque de carga.

El Viking Polaris, un crucero de seis cubiertas, estaba navegando de regreso a Argentina tras un viaje a la Antártida el 29 de noviembre cuando lo impactó una ola gigante. El Viking Cruises la calificó como una “ola gigante”, pero los investigadores dijeron que es necesario investigar más para comprobar si realmente se ajusta a dicha definición, que implica alcanzar una altura más del doble del promedio de las olas más altas circundantes.

Desde hace más de un siglo, en el mundo de la pesca y la navegación se cuentan historias sobre olas monstruosas y mortales que llegan sin previo aviso. Los registros más modernos muestran la frecuencia con la que realmente se producen estos fenómenos: el catálogo del sitio web del Instituto de Física Aplicada de la Academia de Ciencias de Rusia reveló que entre 2005 y 2021 ocurrieron 432 incidentes similares en todo el mundo.

Esto es lo que debes saber sobre las olas gigantes.

¿Qué es una ola gigante?

Las olas gigantes son impulsadas por el viento. Se forman cuando las ondas que vienen de diferentes direcciones se encuentran en un punto por casualidad, explicó Francesco Fedele, profesor asociado de Georgia Tech. “Es la interferencia constructiva de ondas provenientes de múltiples direcciones. Todas se acumulan y forman este evento extremo”.

A veces se producen cuando las olas se mueven en corrientes opuestas muy fuertes, como la Corriente del Golfo en el Atlántico Norte y frente a la costa de Sudáfrica, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica. Puede ser una sola ola o una serie de tres o cuatro.

A menudo es imposible saber si esas olas enormes son realmente una ola gigante.

Una ola gigante es 2,2 veces más alta que las olas que se encuentran a su alrededor, señaló Johannes Gemmrich, oceanógrafo físico de la Universidad de Victoria en Columbia Británica. Las olas se miden en relación con la “altura significante de la ola”, determinada por el promedio del tercio más alto de las olas.

Si la altura significante de la ola es de 6 pies, una ola gigante tendría que tener 13,2 pies. Algunas olas inusualmente altas que causan desastres marítimos pueden ser enormes, pero quizá solo sean 1,9 veces más altas que las circundantes, apuntó Gemmrich. “A menos que tengas mediciones para una ola individual, no puedes afirmar que se trata de una ola gigante”.

¿Qué pasó en el Viking Polaris?

El Polaris estaba en el paso de Drake, unas aguas traicioneras conocidas por sus mares agitados y grandes olas. También conocido como “mar de Hoces” o el “lago de Drake” dependiendo de la altura de los mares, es el punto donde se unen las aguas de los océanos Atlántico y Pacífico entre el extremo sur de Argentina y la Antártida.

El californiano entusiasta de la vela, Ken Spencer, era un pasajero de la cubierta dos, situada a unos 25 pies sobre la línea de flotación. Le dijo a USA TODAY que las olas de 20 a 25 pies mantuvieron una frecuencia y dirección consistentes durante el día, pero luego cambiaron durante la noche llegando desde distintas direcciones.

Mientras se preparaba para dormir, “llegó esa ola directamente al lado de babor”, no desde un ángulo como las olas anteriores, contó Spencer.

“La ola tenía un volumen tremendo y parece haber subido muy alto en la cubierta cuatro, que está a unos 45 pies sobre la línea de flotación”, dijo. “El grosor de la ola fue increíble. El agua se quedó en mi ventana durante algunos segundos, aunque probablemente fuera solo un segundo”.

Dijo que al mismo tiempo un golpe muy poderoso sacudía el Polaris.

Las fotos de la embarcación muestran que las ventanas de varios camarotes se rompieron y el agua entró en las habitaciones. Su ventana estaba intacta, pero por el perímetro habían entrado algunos litros de agua, según Spencer, quien elogió al Viking y la tripulación del barco.

¿Con qué frecuencia se forman las olas gigantes?

Son mucho más frecuentes de lo que la mayoría de la gente imagina.

Gemmrich estima que las olas hasta dos veces más altas que las circundantes se producen aproximadamente cada 3 000 olas y que una ola gigante puede formarse cada 15 000 olas.

“Cuanto más aumenta la alturas relativa de las olas, más improbables se vuelven las olas gigantes”, dijo Gemmrich. “Una ola tres veces más alta que las demás es extremadamente raro”.

Las olas gigantes que se forman cuando las circundantes tienen entre 30 y 40 pies de altura son las que más preocupan a la industria naviera.

¿Cuál es la diferencia entre una ola gigante y un tsunami?

Un tsunami es una onda muy larga de origen sísmico, generada por terremotos, volcanes y deslizamientos de tierra. En el océano abierto, los tsunamis tienen olas pequeñas, pero en aguas poco profundas más cercanas a la costa, la altura de las mismas puede alcanzar los 30 o 60 pies.

Las olas gigantes son más cortas y están generadas por el viento. Aunque a menudo ocurren en el océano abierto y durante condiciones tormentosas, también se pueden producir en aguas costeras.

Los meteotsunamis son usualmente olas más pequeñas que los tsunamis, causadas por perturbaciones de la presión del aire en las tormentas de movimiento rápido.

¿El cambio climático es el culpable?

Algunas investigaciones han sugerido que las temperaturas más cálidas están contribuyendo a que se formen olas más altas y extremas en algunas regiones.

El año pasado, el Grupo Intergubernamental de Expertos en el Cambio Climático concluyó con un “alto nivel de confianza” que la altura significante de las olas debe aumentar en todo el Océano Austral y el este tropical del Pacífico y disminuir en gran parte del Atlántico y el mar Mediterráneo.

Sin embargo, en el Atlántico Norte, el panel encontró “baja confianza” en los cambios proyectados en condiciones extremas de olas “debido a la evidencia limitada” y un nivel de “confianza media” de que la altura de las olas ha aumentado por encima de los 45 grados de latitud. Se prevé que la altura de las olas se incremente en el Océano Ártico debido a la reducción del hielo marino.

Gemmrich dijo que es más probable que varíen los sitios donde se producen las olas gigantes con más frecuencia debido a los cambios en las trayectorias de las tormentas.

Todavía no se conoce mucho sobre las olas gigantes

Todavía hay muchas cosas que descubrir sobre las olas gigantes, en parte porque solo han sido confirmadas por los instrumentos en los últimos 30 años. La primera confirmación técnica de una ola gigante se produjo en 1995 durante una tormenta de Año Nuevo.

Una ola extremadamente grande golpeó la plataforma petrolera Draupner frente a Noruega en el Mar del Norte. La tripulación no se dio cuenta de que habían sido golpeados por una ola gigante hasta que descubrieron que había arrastrado los andamios construidos debajo de la cubierta para realizar las reparaciones. Un sensor láser registró la ola de 85 pies, aproximadamente la altura de un edificio de 10 niveles.

Hoy en día, los satélites, radares y sensores del fondo oceánico permiten recopilar datos cruciales, pero las olas son difíciles de estudiar debido a su carácter impredecible.

Hace poco, Gemmrich concluyó que la ola gigante más extrema que se ha registrado se produjo en la isla de Vancouver, Columbia Británica, en noviembre de 2020. Gemmrich y una estudiante de la Universidad de Victoria, Leah Cicon, analizaron los datos de la boya y encontraron que la cresta medía 57,7 pies de altura, en comparación con las olas circundantes que tenían un promedio de 19,6 pies, casi tres veces más alta.

Los investigadores están particularmente interesados en resolver los misterios que rodean a las olas gigantes con la esperanza de poder emitir alertas tempranas para que las compañías navieras puedan evitar las zonas más peligrosas donde aumenta el riesgo.

La Agencia Espacial Europea concluyó en 2004 que las olas gigantes habían hundido más de 200 buques en los últimos 20 años.

Incidentes desastrosos causados probablemente por olas extrañas o gigantes
Entre las historias de olas gigantes que cuentan los marineros se encuentran dos desastres marítimos que inspiraron una película y una canción:

El thriller de George Clooney, “La tormenta perfecta”, se basó en la desaparición del barco pesquero Andrea Gail durante un sistema del noroeste que absorbió un huracán frente a Nueva Escocia en 1991. Seis hombres perdieron la vida. Los funcionarios canadienses informaron que las boyas en el área registraron olas máximas de más de 60 pies.

La balada de Gordon Lightfoot de 1975 “The Wreck of the Edmund Fitzgerald” fue escrita después de que el carguero se hundiera sin una señal de socorro en el Lago Superior durante un vendaval el 10 de noviembre de 1975, matando a 29 miembros de la tripulación.

En 1942, un muro de agua de 75 pies golpeó el Queen Mary mientras transportaba a 15 000 soldados de Estados Unidos a Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Fue uno de al menos cinco incidentes similares que se produjeron a lo largo de la ruta entre 1924 y 1966.

En agosto de 1905, 20 de los 22 miembros de la tripulación perecieron cuando el vapor Peconic se hundió frente a la costa de Georgia.

Cien años después, el crucero Norwegian Dawn, con 3 700 pasajeros y la tripulación a bordo, se dirigía a Nueva York cuando fue golpeado por una serie de tres olas, de las cuales al menos una tenía 69 pies, durante una tormenta en la costa de Georgia/Carolina del Sur. La fuerza del agua cortó los soportes de rieles de aluminio y lanzó las barandillas de teca del balcón a través de las ventanas de dos camarotes en las cubiertas 9 y 10. El barco se desvió rumbo a Carolina del Sur y el capitán afirmó que nunca había visto algo así.

El 3 de julio de 1992, una ola con una altura estimada de 18 pies golpeó Daytona Beach alrededor de las 10:30 de la noche hiriendo a 20 personas y arrastrando vehículos. Un turista la describió como un “muro enorme de agua blanca”.

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