El volante y su mejor publicista

«La Grilla en Rosa» de Fabio  (versión que no tiene volantes de Claudia Sheinbaum)

Este viernes, amanecimos con la simpática noticia de que la Alcaldía, antes Delegación, Cuauhtémoc, de la Ciudad de México, fue tomada por 300 granaderos -esos que ya no existen, según el oficialismo- luego de que así como por casualidad se encontraron dentro varios paquetes con un volante que describe a Claudia Sheinbaum y sus grandes éxitos uno por uno.

Por ello se requirió distraer fuerzas del orden que deberían estar cuidando a la ciudadanía para ir a detener a los peligrosos grupos de volantes organizados que buscan desestabilizar el gobierno del Cadáver de la Novia. ¿Dije gobierno? Perdonen. Luego divago y digo tonterías.

Les cuento que, gracias a la autoritaria y prepotente acción de la Clau, se consiguió el efecto contrario a lo que la ñora pretendía, y que el volantito ahora vuela libre en las redes sociales con gran difusión, que la arcaica distribución de papelitos de mano en mano nomás no habría conseguido.

Claro que lo que buscaba no era hacer un pancho por los volantes, si no mostrar que es igualita de intolerante y autoritaria que su titiritero, en su permanente campaña contra la alcaldesa Sandra Cuevas, que junto a la oposición tuvieron la arrogancia de ganarles las elecciones pasadas en la demarcación que es la joya de la corona del ex bastión rojillo que es la capital de país.

Le tengo una idea a la «doctora» Shiquitibum: como sus ilegales campañas electoreras con recursos públicos nomás no logran levantar su dientona imagen, y menos después del rosario de accidentes del Metro que la falta de mantenimiento que la ñora y todos los gobiernos anteriores al suyo han propiciado, es hora de que haga lo que hizo hoy en la alcaldía Cuauhtémoc.

Sí: con el pretexto de que hay una nociva campaña en su contra que emprendió una muelona que quiere ser presidenta, que use a los granaderos para que la tomen, se haga un escandalazo y eso ayude a que su reseca carita por fin sea asociada a una pobrecita víctima por la que hay que votar.

En una de esas, después de pretender pasar por víctima, tal vez alguno que otro güey finalmente vote voluntariamente por la corcholata Shiquitibum, queriendo con ello tiempos extras y penalitas locas del desastre del mesías, cuya continuidad ella garantiza con su falta de voluntad propia.

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