El hackeo me da risa

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«La Grilla en Rosa» de Fabio   -versión no hackeada y con antivirus-

Era mucho esperar una respuesta institucional seria y profesional de parte del mesías al ataque cibernético de los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional de parte de piratas computacionales. Además de reconocer que el ataque ocurrió y que lo revelado en él es cierto, lo minimizó, se hizo el chistosito con una canción de Chico Ché y -para variar- se la pasó atacando y difamando a Carlos Loret, quien dio a conocer esta bomba informativa.

Una crisis similar en Chile ocasionó las renuncias inmediatas del ministro o lo que tengan allá al frente del ejército del país sudamericano, y una cauda de ceses de funcionarios por fallar en sus labores, además que el presidente de ese país se tomó en serio el ciberataque y no anduvo con payasadas de cumbias o de chistes de Condorito para responder.

Acá no: el vendido de la SEDENA, mi General el Chencho, sigue muy plantado al frente de la Secretaría para Mantener al Peje en el Poder; en la Fiscalía (de)General de la República, Alejandrito Gertz, sigue queriendo robarse medio Santa Fe basado en un decreto ya derogado emitido por Porfirio Díaz, inventando pruebas y culpables y usando el puesto para sus intereses. En ningún otro lado se movió nada. Viva México, cabrones.

Una de las cosas que más relevancia tuvo de lo revelado por los correos y la información sustraída del Ejército es que el atleta keniano (una chayotuber de la misa de siete dixit) está muy de la fregada de salud, que en enero tuvo un patatús que requirió intervención urgente para su gravedad, y que tiene un montón de enfermedades que, por fortuna para él, no le curan en un hospital público, de esos que él dejó sin materiales de curación, medicinas, tratamientos y procedimientos quirúrgicos.

En otro lugar del mundo (que no sea nuestra rebanada de subdesarrollo, claro) la salud del preciso es información de seguridad nacional, pues de ella depende equilibrio político, planeación y hasta equilibrios económicos. Acá, se convierte en motivo de que el interfecto saque sus dudosas dotes de comediante tras reconocer que es un costal de males. Ah, y que ataque con las ganas que no tiene contra el narco al periodista que dio la información.

Si en el resto del gobierno, que tienen la tendencia a repetir y rehacer las babosadas que se avienta Pejecito el Payaso, lo más seguro es que también agarren a guasa las ciberfiltraciones y que los ataques sigan con jacarandosa alegría, toda vez que desde que inició este sexenio de pesadilla invertir en tecnología y seguridad digital fue metido en el mismo costal de poca importancia que las medicinas, que las guarderías, que la salud de los mexicanos y que la seguridad pública nacional.

Y todo esto sucede a días de que salga un libro («El Rey del Cash») de la ex esposa de César Yáñez, ex mano derecha del Iluminado, en el que revela cómo el Peje se la ha pasado lavando y haciendo perdedizo el dinero que en toneladas le ha llegado desde que afinó su esquema de chantaje de autoridades y de colocación de afines en los puestos donde hay manera de echarle manazos al cajón. Libro que, por cierto, se rumora que pretenden impedir que circule por medio del recurso de comprar la edición completa. Una ideota, pero se les olvida que puede correr como el viento en internet, nenes. Suena como una ocurrencia de la prepotente Zopi 666.

No deje de sintonizar esta telenovela de hipocresía, raterías, salud de la fregada, transas y Chico Ché. Ni en Hollywood se las avientan tan buenas.

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