«La Grilla en Rosa» de Fabio -versión muy mexicana, no como la clase política-
-Padre Hidalgo, ya tenemos todo listo para el mitote independentista, digamos qué hacer en adelante.
-Por lo pronto la Corregidora ya nos mandó el chisme de que los Tricolores le dieron la espalda al electorado y a México, que apenas estamos creando, y se unieron a la Corona del reyecito Macuspano I para autorizar que los soldados se queden en las calles y combatan y callen a los ciudadanos así como no lo hacen contra los narcos. De modo que hay que unirnos en friega para conchabar votantes o el régimen se va a ir a tiempos extras y penalitas locas después del tiempo reglamentario.
-¡Malditos Tricolores jijos de su parque jurásico! ¡Sabía que no debíamos confiar en ellos!- exclamó Ignacio Aldama.
-Cálmate, Güé. Al rato se alivianan y votan con nosotros y todo cool- dijo Miguel Allende, que estaba muy cambiado desde que su pueblo era refugio de hipsters y gringos que pasan su retiro en Guanajuato.
-¡Cuál bien ni qué las hilachas! No se resuelve el problema de la inseguridad, y ahora a la amenaza de los narcos hay que sumar a los soldados gandallas que ya se sienten la última chela de la función de box del Canelo y ya no disimulan que quieren callarle el hocico a los críticos de Macuspano I, y a mí ya me duele el lomo de traer mi blindaje antibalas de aquí pa’ llá – dijo el Pípila desde abajo de la piedrota que lo protege de las balas de los narcos del Cártel de la Nueva España, el consentido de Macuspano I.
-Por eso mismo debemos actuar con al menos el salario mínimo de patriotismo, cosa que no hacen los macuspanos. Nomás que la oposición está muy cucha y en vez de ponerle enfrente a Macuspano I un fulano que sea su sombra y le critique hasta cómo se suena un moco se la pasan contestando los poco ilustrados dichos del reyecito sin hacer nada más, y así poco podemos hacer- dijo Hidalgo visiblemente preocupado.
-¿Y quién podrá ser ese valiente? Porque en las redes sociales virreynales todos son muy sácale punta y a la hora de los cocolazos todos se ocultan más que las transas de Macuspano I, y mire que son muchas, tan seguidas y tan mortales que ya es imposible que se escondan- dijo Nicolás Bravo, quien pese al apellido era un pan de Dios.
-Lo único que sé es que no podemos ser nosotros, porque ya cobramos en la nómina como Héroes Patrios de planta, con reparto de inutilidades, aguinaldo, vacaciones pagadas y homenajes muy sentidos cada que les da remordimiento ser tan jijos de la chingada con la Patria. Si nos alebrestamos, nos quitan el trabajo y nos sustituyen con héroes al estilo de ahora, 90 por ciento de incapacidad y -10 por ciento de eficiencia y nos sustituyen con los Tigres del Norte o con los jilgueros cubanos que tanto le gustan a Macuspano I y a la reina, Zopi 666- sentenció el Padre de lo que quedaba de la Patria.
-¡En la torre! En serio que la circunstancia está más oscura que la transparencia gubernamental -dijeron todos los Héroes Patrios en coro.
-Pues yo estoy hasta el queque de que se me use como logo de una secta que cree que la corrupción y la dictadura son un «movimiento» igualito de importante a la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, cuando los macuspanos no llegan a ser más trascendentes que una reunión de capos de Unión Tepito.
-Padre Hidalgo, y ahora, ¿quién podrá defendernos?- otra vez el coro de preocupados.
-Diría que el Chapulín Colorado, que comparado con Macuspano I es toda una lumbrera, pero a decir verdad los nubarrones sobre nuestro proyecto de futuro país me nublan la razón y la vista- replicó Hidalgo.
-¡Charros! ¿Y ‘ora?- el coro de nuevo.
-Sugiero que por lo pronto nos pongamos nuestras mejores galas y nos vayamos a dar el Grito como si nada. Además, va a haber comida de lujo y tequilita que me mandó un caricaturista desde Jalisco y del que me da referencias harto alhagadoras, y con el dicho tequila pienso ponerme hasta el greñero para olvidar las penas nacionales.
Las caras de los Héroes Patrios se iluminaron con la idea.
-¡Que se arme la carnita asada! ¿Nos vamos ya a Dolores Hidalgo?
-No: a gritar por asilo político en la embajada de Estados Unidos. Nuestra dosis de heroicidad se acabó, y en una de esas también nos encierran los militares y los macuspanos con el pretexto de la prisión preventiva, o nos secuestran los impunes y consentidos narcos porque les caímos gorditos o nos creen de un cártel rival…
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