¿Qué alimentos debo comer para mejorar mi sistema inmunológico?

A lo largo de nuestra vida es común que las condiciones de nuestro organismo se vayan deteriorando y que la llegada de nuevas enfermedades, como el COVID-19, supongan una amenaza que atente contra la salud, sin embargo tener un sistema inmunológico en buen estado podría protegernos de que estos padecimientos nos afecten de forma grave.

El sistema inmunológico es el encargado de la defensa natural de nuestro cuerpo contra las infecciones ocasionadas por bacterias y virus del exterior, por lo que una buena alimentación es la mejor forma de devolverle su estado óptimo.

Diferentes tipos de nutrimentos como las vitaminas, cereales integrales, legumbres, grasas saludables, proteínas magras y probióticos son una herramienta eficaz que restituye su estado natural y, en consecuencia, pone en buena forma su funcionamiento.

A continuación te presentaremos una lista de alimentos que deberás incluir en tu dieta para que tu salud mejore, siempre y cuando también cuentes con el asesoramiento de un profesional para evitar cualquier tipo de riesgo.

Debes recordar que la comida no es un producto mágico y que requiere que te comprometas a eliminar de tu dieta aquellos alimentos nocivos como los ultraprocedados, las carnes rojas, embutidos, alimentos altos en sal y azúcares, así como las grandes cantidades de trigo y harina.

La vitamina B y B12, el ácido fólico y la vitamina C, por el lado de las hidrosolubles, y las A, D y E, por el lado de las liposolubles realizan un trabajo importante en el sistema inmunológico al regular la respuesta que este da a los ataques de organismos externos.

“Ayudan a la correcta diferenciación de tejido epitelial estimulando también la producción de células indispensables para el correcto funcionamiento del sistema inmune”, como lo informa la Unidad de Soporte Nutricional del Hospital Universitario Vall d’Hebrón, en Barcelona.

Pueden encontrarse en alimentos como frutas y verduras (cítricos, limones, guayabas, manzanas, peras, fresas, mango, kiwi, mandarina, naranjas, zanahorias, jitomate, tomate, acelgas, espinacas, papaya, jengibre, etc.) aceites naturales (oliva, linaza), carnes y pescado (salmón, atún, pavo, pollo) y semillas y frutos secos (cacahuates, lentejas, semillas de girasol).

Estos son fundamentales para la proliferación de distintos anticuerpos que nos protegen y ayudan a adaptarnos a nuestro entorno.

El zinc, selenio, hierro y cobre impactan directamente en este proceso biológico y, respaldados por las vitaminas antes mencionadas, dan un mantenimiento completo al sistema inmune.

Los alimentos que contienen estas propiedades son el arroz integral, los huevos, las semillas de calabaza, mariscos (como ostras y cangrejo) y algunos productos como el chocolate amargo, para el zinc.

La avena, nueces, champiñones, pepino, ortigas, setas, pepitas, frijoles, espinacas, acelgas y coco contienen altas cantidades de selenio, mientras que las verduras de hoja verde, carnes magras, hígado, visceras, mariscos de concha, arandanos, sésamo y amaranto aumentarán los niveles de hierro en tu cuerpo. El higo, ciruelas, pasas, lentejas y alimentos integrales harán lo propio con el cobre.

En esta lista también hallarás importantes antioxidantes, como el arándano y las moras azules, que dentro de los frutos secos mejorarán tu salud.

Ácidos grasos/Omega 3
Sobre estos hemos escuchado mucho pues son importantes para nuestro sistema inmune y para la salud cardiovascular, visual y cerebral.

La comida que puedes consumir para elevar tus niveles de ácidos grasos son frutos secos y pescado azul o fresco.

Fibra
Este componente ayuda a que las bacterias beneficiosas del intestino mantengan su buen estado y puedes encontrarla en alimentos de origen vegetal como las frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas.

Probióticos
Se encargan básicamente de facilitar la digestión y absorción de nutrientes en todo el cuerpo y se encuentran en alimentos como el yogurt, la kombucha, aceitunas y encurtidos, queso crudo, kéfir, kimchi y chucrut.

Seguir una alimentación específica, basada en las necesidades de tu organismo así como en sus capacidades y en tu tipo de sangre también es una alternativa fundamental para cambiar el impacto que tienen en nuestro cuerpo los cambios en el exterior.

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