Fue inaugurada Las pieles del espacio en el Museo Nacional de Arquitectura

04 de julio de 2015 (Maya Comunicación/Circulo Digital)  Un arquitecto que se negaba a serlo, apasionado por la ciencia y la geometría, que creía que las casas debían ser de plástico, cuyo pensamiento y obra se resumen en suKalicosmia –la casa del universo– fue Juan José Díaz Infante Núñez (1936-2012), de quien se exhibe una muestra antológica de su obra en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes.

 

La directora de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Dolores Martínez Orralde, inauguró el jueves 2 de julio la exposición Las pieles del espacio.

 

Dolores Martínez se refirió al discurso kalicósmico de Díaz Infante y recordó el pensamiento del arquitecto, quien alguna vez dijo: “Somos parte del cosmos y el cosmos es parte de nosotros mismos. Podemos crear módulos fragmentales partiendo de dimensiones sensoriales donde se desarrolle en equilibrio lo más humano de lo humano”.

 

Por su parte, Juan José Díaz Infante Casasús, hijo del arquitecto y curador de la muestra, expresó su agradecimiento por la invitación a exponer la obra de su padre en el Palacio de Bellas Artes, labor a la que le dedicó tres años, ya que, dijo, no es fácil recopilar 50 años del trabajo profesional de un arquitecto tan activo. Esta exposición, agregó, es un incentivo para que el público vaya a conocer sus edificios.

 

“Mi papá negaba ser arquitecto. Decía que era un diseñador de espacios y sistemas”, fue lo primero que comentó Díaz Infante Casasús. Recordó, asimismo, el interés de su padre por las ideas de Pierre Teilhard de Chardin, Jean-Baptiste Lamarck y Humberto Maturana, autores de libros que fueron prohibidos en la escuela católica a la que asistía, y que sin embargo influyeron en él, por lo que comenzó a conocer acerca de la cosmovisión, procesos celulares, evolución y conceptos que aplicó posteriormente a lakalicosmia.

 

Recordó que en 2007 su padre se reunió con Harold Kroto, quien desarrolló en el laboratorio de química de la Universidad de Sussex investigaciones sobre una nueva forma de cristalización geométrica del carbono, la misma que Juan José Díaz Infante Núñez pensaba que podía usarse en arquitectura.

 

La muestra inicia con un panel donde el curador colocó imágenes de algunas de las obras más representativas de su padre, como la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), la Torre Diamante, el edificio de Procter & Gamble, la casa de Ámsterdam 270, Citibank, Elektra, la Casa Popular Durango, el Centro Asturiano de Cuautla, la Bolsa Mexicana de Valores, la Torre Topacio y la sede de la Secretaría de Economía.

 

Las construcciones no siguen un orden cronológico. Díaz Infante Casasús dijo que las eligió para mostrar los diferentes diseños geométricos que utilizó su padre, ya que él solía decir: “Mi estilo es no tener estilo, para no caer en lo obsoleto”.

 

Explicó cada una de las obras en exhibición, como la casa de Ámsterdam 270, la cual, aseveró, fue una respuesta al terremoto de 1985, ya que está basada en la estructura de una célula. El arquitecto Díaz Infante Núñez solía decir que “si la riqueza de México es el petróleo, las casas deberían de ser de plástico, material duradero, ideal para la zona sísmica del país”.

 

Fotografías, maquetas, documentos, objetos personales, libros y videos pueden apreciarse en la muestra, la cual finaliza con un diploma que el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México otorgó a Juan José Díaz Infante Núñez por 50 años de trabajo, y en el que es reconocido como él quería: Diseñador de espacios y sistemas.

 

Las pieles del espacio se exhibe en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes, donde permanecerá abierta hasta el domingo 20 de septiembre.